Por otro lado la historia de la ciencia aporta uno de los vínculos más fructíferos entre los ámbitos de la ciencias y las humanidades, al estar firmemente anclada en ambos. En sus tradiciones metodológicas y escriturares la historia incorpora el núcleo del pensamiento humanista occidental, mas cuando debe investigar el fenómeno científico en todas sus dimensiones se ve obligada a hacer espacio para los modos de entender y proceder de las ciencias y la tecnología. Eso hace de la práctica de la historia de la ciencia una actividad intelectual intensa, diversa y sumamente satisfactoria; además de útil.
Los años recientes atestiguaron un desarrollo dramático de los estudios en esta área, y nuestras imágenes de las ciencias y la tecnología se han visto enriquecidas y robustecidas con ello. Ya no es posible entender el fenómeno tecnocientífico sin ubicarlo en sus dimensiones históricas y geográficas. La historia de la ciencia ya no es sólo la historia de los grandes hombres y las grandes teorías; hoy se ha vuelto ineludible entender la historia de las ciencias y la tecnología en las diversidad de situaciones y contextos que de hecho se han dado y dan. La historia de la ciencia en México y en la región Iberoamericana ha crecido por tanto en importancia y en urgencia.
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